Fáciles, bonitas, entretenidas y cortas, deben de ser los rezos que les enseñemos a los niños desde bebés, para que puedan disfrutarlas y aprenderlas fácilmente. Sé que hay muchas versiones, y quizás cada persona le cambie algunas palabras, yo entre mi abuela, mi tía y mi papá, escuchaba versiones diferentes, que cambiaban incluso solo una palabra, pero me quede con la que más me atrapó: mi propia versión.
Le rezo siempre antes de dormir, desde el día que nació. Hoy a sus 2 años 5 meses, ¡ella se las sabe completas y solita! Me encanta el haberle inculcado desde que nació esa tradición para nosotras, que siempre antes de dormir tenemos que rezarle a su Angelito de la guarda.
Son dos oraciones, las que rezamos todas las noches. Cortitas y fáciles de aprender.
- Angelito de mi guarda,
de mi dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día,
no me dejes solo, que me perdería. - Niñito Jesús,
que estás en el copon,
da un brinquito,
¡y ven a mi corazón!
Y en la parte de “da un brinquito” alzo mi mano, y cuando decimos “¡y ven a mi corazón!” le llego con mi mano a su corazón.
Después de eso, le canto su canción de cuna, y ahora gracias a QUERU, la acuesto con su Angelito de la guarda, para que lo abrace y duerman juntos.